Aunque es el estado más pequeño de México, Tlaxcala sorprende por su riqueza cultural, histórica y natural. Su cercanía con la Ciudad de México lo convierte en un destino perfecto para escapadas de fin de semana en familia o con amigos. Aquí conviven zonas arqueológicas, pueblos mágicos, haciendas pulqueras y paisajes naturales que muestran la grandeza de un territorio muchas veces subestimado, pero lleno de experiencias únicas.
Tlaxcala capital: historia en cada calle
La ciudad de Tlaxcala es el punto de partida ideal para explorar el estado. Su centro histórico es pequeño pero encantador, con arquitectura colonial y un ambiente tranquilo.
- Plaza de la Constitución, rodeada de portales con restaurantes y cafeterías.
- Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, considerada la primera catedral de México, con un techo de artesonado único en América.
- Murales del Palacio de Gobierno, pintados por Desiderio Hernández Xochitiotzin, que narran la historia de Tlaxcala desde la época prehispánica hasta la colonia.
Ejemplo práctico: muchas familias aprovechan un solo día para recorrer la ciudad, disfrutar de su gastronomía local y visitar el Zoológico del Altiplano, a pocos kilómetros del centro.
Cacaxtla y Xochitécatl: vestigios del México antiguo
El estado es hogar de importantes zonas arqueológicas. La más reconocida es Cacaxtla, famosa por sus murales bien conservados que muestran escenas bélicas y rituales de gran realismo. Muy cerca se encuentra Xochitécatl, un centro ceremonial rodeado de volcanes, donde se alza la Pirámide de las Flores, una de las más grandes de Mesoamérica.
Estas visitas ofrecen una experiencia cultural y educativa, ideal para familias con niños y jóvenes interesados en la historia.
Huamantla: tradición y Pueblo Mágico
El Pueblo Mágico de Huamantla es conocido por su tradicional Noche que Nadie Duerme, cuando las calles se llenan de tapetes de aserrín multicolor en honor a la Virgen de la Caridad.
Además, es cuna de la tauromaquia en México y sede del Museo Nacional del Títere, único en su tipo en Latinoamérica. Su gastronomía incluye platillos típicos como los mixiotes y el pulque.
Tlaxco: naturaleza y haciendas
Otro Pueblo Mágico destacado es Tlaxco, famoso por su producción de quesos artesanales y por sus paisajes boscosos ideales para actividades de ecoturismo. También es un punto importante para conocer las haciendas pulqueras, donde se puede aprender sobre la extracción del aguamiel y degustar pulques de diferentes sabores.
La Malinche: aventura en las alturas
El volcán La Malinche (Matlalcueye) es uno de los destinos favoritos para los amantes del senderismo. Con más de 4,400 metros de altura, es una de las montañas más accesibles para escalar en México.
Dato interesante: cada año, cientos de excursionistas realizan ascensos guiados como preparación para montañas más altas, como el Iztaccíhuatl o el Pico de Orizaba.
Val’Quirico: un rincón europeo en México
Inspirado en los pueblos medievales de la Toscana, Val’Quirico es un desarrollo turístico y residencial que se ha convertido en uno de los lugares más visitados del estado. Sus calles empedradas, restaurantes y boutiques crean un ambiente pintoresco ideal para escapadas románticas o paseos familiares.
Tlaxcala, aunque pequeño en extensión, es grande en cultura, tradiciones y paisajes. Desde la historia prehispánica de Cacaxtla, la devoción de Huamantla y la aventura en La Malinche, hasta la modernidad de Val’Quirico, cada rincón del estado tiene algo que ofrecer.
Si vives en la CDMX, organizar un viaje a Tlaxcala es una excelente opción para un fin de semana diferente. Y para hacerlo sin complicaciones, lo más recomendable es contar con un servicio de renta de autobuses turísticos en CDMX, que te permita viajar cómodo, seguro y enfocado en disfrutar de la experiencia junto a tu familia o amigos.